En 1921 la radiodifusión llegó a México. Los hermanos Pedro
y Adolfo Gómez Fernández instalaron su equipo de transmisión en la planta baja
del Teatro Ideal de Ciudad de México. La imaginación del oyente entonces
acompañaba a un discurso político, a la narración de un evento cultural o
deportivo, a los múltiples de anuncios que buscaban obtener ventas y nueve años
después de manera ya no improvisada, las actuaciones habladas para dar paso a las primeras radionovelas, mismas
que de manera inmediata, alcanzaron un gran número de oyentes con historias
como El derecho de nacer (1938) o Anita de Montemar (1941), y fue hasta mediados del siglo XX, el
esplendor de las radionovelas comenzó a decaer debido a la llegada de la televisión,
y con ello el despegue de la representación audiovisual de este género. Sin
embargo radiodifusoras culturales y la propia XEW, mantenía teleteatros,
radioterror, hasta nuestros días que en Radio educación y Radio UNAM continúan
las historias actuadas en radio con
nuevas producciones y repeticiones de radiohistorias que impactaron al mundo
como Kalimán y La Tremenda Corte. La
historia de la radio mexicana, le concede la primicia de transmisión
radionovelera a la legendaria XEW, ya
que en 1932 los cineastas Alejandro y Marco Aurelio Galindo realizaron la
primera radionovela quien heredaría a la
telenovela, el éxito internacional con los descendientes de la misma casa de
comunicación que es Televisa. Los micrófonos delataron a grandes voces de la
actuación como Eduardo Arozamena, Guillermo Portillo, Emma Telmo, Rosario Muñoz
Ledo, Salvador Carrasco, Amparo Garrido, los Hermanos Galán, Joaquín Pardavé,
Arturo de Córdova, Sara García, Luis Manuel Pelayo, Eduardo Broka, Luis de
Alba, Claudio lenk y Cony Madera, a la que muchos oyentes se sorprendían al
verla más bella de como se la imaginaban en sus bocinas de radio.La primer
radionovela que se transmitió en el país fue el clásico de Dumas, Los tres
mosqueteros, en el año de 1932, fue
realizada por el cineasta Alejandro
Galindo y su hermano Marco Aurelio, provocando un éxito que llamó la atención
de patrocinadores de marcas de jabón, artículos de limpieza y perfumes, que
veían un complemento a los programas musicales y una opción para la oyente
femenina, cuando la programación deportiva estaba destinada para el oyente masculino, en un mundo de la comunicación que empezaba a
distinguir y separar géneros en vez de gustos y a utilizar el entretenimiento
masivo con direccionales de control. Sin embargo la radionovela alzó la calidad
literaria de plumas con la tinta de
Joaquín Bauche Alcalde, Rafael Pérez y Pérez, Luz María Perea, Marisa Garrido,
Francisco Márquez, Caridad Bravo Adams y
Carlos Chacón, entre otros.Apague la luz y escuche, estableció el origen
de los programas que ahora la televisión comercial llama “unitarios” y dio
origen al radioterror con la voz
principal deArturo de Córdova, y que en los años ochentas se repitió la fórmula
terrorífica con la radionovela “El Maligno” bajo la voz de Jaime Ortiz Pino,
ambas en la XEW, lo que exhibe la importancia de la radionovela y su
metamorfosis que en nuestros días es
el radiolibro, el radioteatro educativo
y episodios culturales, de una radio que sigue viva, gracias a los grandes
locutores, a las voces inteligentes y creativas y a aquellos magos de la voz.
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