Cuántas veces no os hemos topado con una persona que después de subir aceleradamente a un elevador, con el fin de ser cordial, saluda a los que ahí también se encuentran, tras la frase exclamativa de ¡ qué calor! , frase que puede ser incendiaria y descriptiva si adentro del mismo elevador se encuentra Sugey Ábrego, quien en un elevador hace que los varones parezcan derretirse, y si vienen acompañados de su pareja, con piernas temblorosos fingen ser amantes de los techos de los ascensores a los cuales en ese momento no dejan de verlos. Más en www.somoselespectador.blogspot.om