El nivel de los medios de comunicación por todos los ángulos que se busquen, muestran el nivel de democracia y de calidad ciudadana de un país. Está claro que en el primer siglo de los medios masivos de comunicación en México, son éstos los que han llevado el control del pensamiento colectivo, situación que ha ocurrido en casi todos los países del mundo, pero mucho más en aquellos como México, con un bajo programa educacional, y una confusión de valores que han sido encaminados a la obediencia empresarial, mediante los mensajes y las manipulaciones que se transmiten en los medios. El uso de las redes sociales y el internet, aunque podría resultar un instrumento de liberación del nuevo siglo ante la imposición mediática, resulta en el fondo un mismo esquema, ante el mal actuar educativo del usuario. Ante el derrumbe de la relación pagada de los medios con el presidencialismo, es que las cadenas de radio y de televisión reducen sus ganancias y atacan al causante del cambio de condiciones, sin embargo ante tal saneamiento de corrupción de la relación entre los medios y el Estado, es que la operación periodística maliciosa, se tiene que refugiar en el amparo de la defensa empresarial que lejos de pagar chayotaje, incluye al periodista corrupto en nómina. Sin embargo, con todo y una serie de cambios en la administración pública presidencialista, aún existen sistemas funcionales de corrupción informativa, y opreciones de comunicadores a la antigüita, como es el caso del Estado de México, en donde el gobernador en turno, no tiene que dar explicaciones de su mal gobierno al proporcionar ganancias de callabocas a los medios de comunicación de proyección nacional y sobretodo al contar con sistemas de radio y de televisión a su libre disposición, como el caso del canal 34 de televisión, que se ha expandido como Canal Mexiquense más allá del EDOMEX, y en donde quienes participan en este medio, están alquilados para hablar bien de todas las acciones, por más corruptas que parezcan, del gobierno de Alfredo del Mazo III. Como un ejemplo diamante de tal situación, es lo ocurrido con la muerte del actor Octavio Ocaña al ser perseguido por la policía municipal de Cuautitlán Izcalli, Estado de México sin la presencia ni siquiera casual de la Estatal, pero que le costó la vida en dicha persecución, que derivó en un informe policíaco y luego ministerial por parte de la PGJEM, que son inconsistentes y en donde el Procurador, el subprocurador y el propio gobernador (quien llegó al cargo de manera dudosa ante la operación electorera priísta), no asoman ni las narices al tener a su servicio a los mercenarios del micrófono. Mientras que por otro lado, sin tocar ni con el pétalo de una rosa al corrupto gobierno delmazista, una televisora muestra la imagen del Alcalde de Cuautitlán Izcalli como principal responsable de la ineficacia del caso Ocaña, sin que signifique que no lo sea, pero sí que se utiliza como escudo de un asunto oscuro y dejado a la deriva, en el cual ha tenido que intervenir la Secretaría de Gobernación ante las omisiones y confusiones de un gobierno estatal, que es la prueba deslumbrante de como se pueden utilizar los medios de comunicación como capa encubridora de un mal gobierno, y el control del televidente y del ciudadano mexiquense quien pertenece a una educación clientelar electorera.Más en www.somoselespectador.blogspot.com